
11 Nov Laura Isanta y Tojo Thatchenkery en Washington
Laura Isanta se reunió con Tojo Thatchenkery, creador del constructo «Inteligencia Apreciativa», en un cálido y fructífero encuentro en sus oficinas de George Mason University, previo a compartir el evento de Learning Community con sus alumnos.
Compartimos aquí parte de lo que ella ha escrito en su libro Apreciatividad, el arte de percibir lo valioso, acerca de cómo llegó la inteligencia apreciativa a su vida:
Me encontraba una mañana en casa de Diana Levinton, una de mis grandes maestras y amigas. Conversábamos en su escritorio y ella tenía sobre él un libro del que hacía tiempo me venía hablando: Apreciative Intelligence, de Tojo Thatchenkery & Carol Metzker . Siempre me lo había mencionado aunque era la primera vez que yo lo veía. Estaba escrito en inglés y ella sabía que yo no dominaba el idioma como para entender literalmente lo que los autores transmitían en él. Mi amiga me sugirió:
―Tienes que ponerte las pilas y practicar tu inglés; así lo lees.
No sé de dónde me vinieron las palabras que le respondí.
―Tal vez, mientras aprendo, podemos hacer algo más: ¿qué te parece si todos los sábados nos juntamos a desayunar y lo leemos juntas?
Diana me miró y creo que respondió también sin saber dónde se estaba metiendo, puesto que yo soy muy terca.
―Bueno, ¡es una linda idea!
El sábado siguiente ya estábamos sentadas en la cafetería de la esquina de su casa. Ella llevaba el libro y a Zoilo, su adorado perro. Yo llevaba mi cuaderno de notas. Pedíamos el desayuno y nos poníamos a trabajar. Diana iba traduciendo el texto mientras yo seguía sus explicaciones y las transcribía casi literalmente a mi cuaderno. Cada tanto nos deteníamos a debatir lo que íbamos encontrando, no tanto cuestiones lingüísticas (que también), sino de fondo, de contenido. Nos quedábamos hasta el mediodía y el tiempo siempre nos parecía corto. Trabajábamos mucho, pero disfrutábamos la experiencia y nos enriquecíamos mutuamente. Yo era una mujer entusiasta y me encontraba en un momento de mi vida de plena transformación; Diana, una gran maestra ávida de seguir aprendiendo, de mostrar su enfoque, de profundizar en el estudio de Thatchenkery & Metzker a través de los ojos de una neófita. ¡Hacíamos un buen equipo!
Llevábamos ya varios meses de trabajo y en uno de nuestros encuentros conversamos sobre la posibilidad de dar un taller sobre el tema por primera vez en Argentina. Pasamos del verano al otoño, del otoño al invierno y luego llegó la primavera. Pasamos de las mesas del café de afuera a las de adentro, del jugo de naranja con hielo al café bien caliente. Llegó finalmente el día en que terminamos de traducirlo. Y, como un proceso natural, aquello fue el comienzo de un nuevo viaje: diseñar y concretar el primer taller de inteligencia apreciativa de nuestro país.
Armamos un esquema de trabajo y nos pusimos manos a la obra. Buscamos nuestros propios personajes e historias más conocidas, adecuando los contenidos a nuestra cultura. Diseñamos ejercicios y prácticas para cada cualidad y componente. Buscamos materiales como videos, libros y películas que nos ayudaran a transmitir a los participantes estos nuevos saberes. Nos rodeamos de otras amigas que nos permitieran ofrecer el taller con las máximas garantías de éxito, sabedoras de que la temática no podía pasar desapercibida.
Cuando reunimos todo el material y contenidos del taller, decidimos escribirle un mail a uno de sus autores, Tojo Thatchenkery. Diana tenía su correo porque unos años atrás ellos se habían conocido a través de una amiga en común. Sentimos que él tenía que conocer lo que habíamos construido con su libro y nuestra intención de dar un taller sobre el tema. Respetábamos mucho su trabajo y esperábamos haberlo enriquecido con nuestros aportes, pero no queríamos que de ningún modo ellos afectaran su esencia. Tojo se encontraba en Washington y difícilmente se habría enterado de lo que estaba ocurriendo en el otro extremo del mundo, en Buenos Aires, pero nos parecía necesario transmitírselo.
Diana le escribió un mail contándole nuestro proyecto y, a decir verdad, yo dudaba de que Tojo nos respondiera. Imaginaba que él recibía innumerables correos de lectores y tendría muchas ocupaciones como para detenerse a respondernos.
Para mi sorpresa, unos días después recibimos su mail. Tojo nos manifestaba su grata sorpresa con nuestro trabajo. Afirmó no haber conocido nunca antes a nadie que le hubiera puesto tanto tiempo y pasión a su libro. Y además, aseguró que sería la primera vez en el mundo en ofrecerse un taller de inteligencia apreciativa en español. Ya pueden imaginar la conmoción que nos provocaron sus amables palabras.
Personalmente, no podía creer que hubiera respondido y mucho menos que se mostrara tan contento y agradecido. Pronto le mandamos todo el material del taller y el flyer con la publicación del evento. Y unos días después, apenas recuperada de la sorpresa, casi me desmayo al recibir su segundo mail. Tojo nos había enviado un video filmado por su propia hija, en su oficina, dirigido a las personas que participarían en el taller. En él, Tojo nos reconocía por el profesionalismo y calidad de nuestro trabajo y manifestaba su apoyo al proyecto. Miraba el video una y otra vez y no podía dar crédito a lo que veía. ¡El mismo Tojo Thatchenkery era quien respaldaba nuestro trabajo! Me sentí orgullosa y al mismo tiempo responsable de transmitir mis conocimientos sobre la materia con la rigurosidad, el afecto y el respeto que merecían el tema y sus autores
Así que el 21 de noviembre de 2009, en Buenos Aires, Argentina, se inició por primera vez en el mundo un taller de inteligencia apreciativa en español. Asistieron aproximadamente 50 personas y fue un gran éxito. Al cierre del taller despedimos a cada participante con una maceta, una bolsita de tierra fértil y una semilla de dama de noche, una enredadera de bonitas flores que preparamos una a una con la ayuda de una gran amiga Susana Siebenrock. Esperábamos que recordaran la metáfora de la inteligencia apreciativa: la capacidad de ver ya en la semilla a la floreciente planta. En palabras de Tojo Thatchenkery, las personas con inteligencia apreciativa son capaces de ver “el roble en la bellota”.
A casi 10 años de esta historia, el libro ya está terminado y el profesor Thatchenkery ha honrado a Laura Isanta escribiendo el prólogo de su libro. ¡Gracias por su generosidad y calidez humana!