
27 Sep Perlitas apreciativas
Pensemos en un pequeño cangrejo que vive cómodamente bajo su caparazón. Llega un momento en que crece y este caparazón, que tan útil le ha sido hasta ese momento de su vida, comienza a asfixiarlo. Si se queda dentro de él morirá, de modo que, para sobrevivir y crecer, el cangrejo debe romper su pequeño caparazón de seguridad y permitir que le crezca uno nuevo. Se está haciendo más fuerte y este pasaje de un estado a otro conlleva sus riesgos, pero es necesario si quiere sobrevivir.
Las personas pasamos por procesos similares en los que, si queremos expandirnos, crecer y transformarnos, hemos de atrevernos a salir de nuestro tibio caparazón protector. Son esos momentos en los que nos sentimos pequeños cangrejos desprotegidos, frente un mundo plagado de peligros, pero este osado tránsito es necesario para construir un nuevo caparazón a la medida de la nueva persona en quien nos estamos convirtiendo. Quizá hoy ya nuestro viejo caparazón nos queda chico y asfixia, y sea momento de abandonarlo.
Laura Isanta.