
09 Mar Jóvenes apreciativos
Son pocas las oportunidades en las que comparto la mirada apreciativa en auditorios con mayor audiencia de jóvenes. Cuando esto ocurre, como fue en el 50º aniversario de la Universidad del Noreste, confirmo que las futuras generaciones desean lo mismo que todos soñamos: ser felices.
Antes de mi conferencia pasé por el stand que vendía mis libros y al llegar les pregunté a los jóvenes que atendían si sabían de que se trataba. Ellos no sabían quien era yo, y me respondieron «De lo que dice en la contratapa». Les pregunté si tenían alguno abierto y me dijeron que no, y que no tenían permitido quitarles el film. Los miré y les dije»abramos uno, los libros necesitan ser curioseados para saber si nos atraen». Y sin más, rompí de unos tirones el film protector ante la cara atónita de los tres jóvenes que no sabían que hacer.
Comencé a hojear el libro muy tranquila mientras los tres se miraban sin salir de su asombro. Ya estaban sufriendo demasiado, así que les sonreí y les mostré mi foto del reverso de la tapa. ¡No podían creerlo! ¡parecía la broma de una cámara oculta! Se rieron y al mismo tiempo sintieron un gran alivio por no tener que explicar a sus superiores que una atrevida lectora había destrozado el embalaje que ellos debían cuidar. Nos reímos juntos de la broma y nos tomamos esta foto.
Al día siguiente la jornada abría con mi conferencia así que le pedí a una de las autoridades que fueran a buscar a los jóvenes y los invitaran a verla. Entraron a la sala muy conmovidos y agradecidos por la invitación. Unas horas más tarde, mientras almorzaba en la sala de conferencistas, una asistente se acercó y me dijo: “Afuera la están esperando”. La miré con sorpresa. “Es un alumno que quiere que le firme su libro”.
Salí y uno de los jóvenes del stand estaba sentado en la escalinata con dos libros en su mano, que él y su amigo se habían comprado. Me senté a su lado en la escalera enternecida por lo que habían hecho y, mientras le escribía las dedicatorias, me dijo: “es que ahora que lo abrimos y lo pudimos leer un poco creemos que nos va a hacer bien para nuestra felicidad”. Nos dimos un cálido abrazo y volví al almuerzo con la sensación de la tarea cumplida.
Laura Isanta